miércoles, 24 de octubre de 2012

Marmitako de bonito





Hoy os voy a contar una receta de verano: Marmitako. Esta es una receta que me gusta  hacerla en la sociedad,  puedes hacerla con tiempo, y al ser bastante potente; no hay que poner mucho más, así puedes estar casi toda la comida sentado en la mesa con los demás.
La primera vez que lo comí fue hace unos cuantos años, en una cena para celebrar que un amigo había terminado la mili. “La mili”,... la tenía olvidada… No hace mucho hablando con un compañero del trabajo hice un comentario sobre  la mili, el bicho de unos 20 años me mira con cara rara. 
--De que me hablas tío.-- dice.
--De la mili, el servicio militar, ¿no te suena? --algo que amargo la vida durante un tiempo a varias generaciones, que hasta hace poco ha sido la mayor preocupación para muchos de los jóvenes varones de este país, incluso hubo quien ¡tuvo un hijo! para librarse.-- ¿no sabes de que te hablo, verdad? --le digo completamente estupefacto.
Él me mira como  a un marciano pero yo sigo:
--¿y los objetores...? ¿Y el movimiento de objeción de conciencia...?
...se lo conté todo, mala suerte.
Que mayores nos hacen estas cosas.
Volviendo al Marmitako, nos lo preparo la madre de un amigo de Donibane (Pasajes de San Juan, pueblo costero Gipuzkoano) toda una experta. Ella lo preparaba muy líquido y bastante picante, le salía muy rico. Yo he intentado alguna vez hacerlo así pero no  termina de salirme igual.
Para empezar se necesita un amigo, yo siempre llamo a mi amigo Andrés, que además de preocuparse de que tengas el vaso siempre  lleno, tiene buena conversación y además sabe cocinar (¡eh, no os emocionéis! que está casado…) Lo primero necesitamos unas cervezas o una botella de sidra y Andrés se encargará de tener los vasos siempre llenos.
Y para cocinar necesitamos: 1 kg de bonito, 1 kg de patatas, 2 tomates, 2 cebollas, 2 dientes de ajo, 1 pimiento verde ,1 pastilla de caldo de verdura, aceite de oliva y sal. (Un par de guindillas de cayena, opcional.)
En primer lugar limpiamos de pieles y espinas el bonito y lo cortamos en dados. Con las pieles, espinas  y algo de verdura hacemos un caldo a fuego muy lento, que no hierva. Yo suelo ponerle una pastilla de caldo de verdura (las de herboristería) le da un toquecillo muy agradable y en teoría son muy naturales. Colamos el caldo y listo. Algunos tramposo hacen el caldo con rape, hay incluso quien tiene la desfachatez de  echar trocitos de rape con el bonito, pues que le pongan otro nombre…listos.
Pelamos las patatas y las cortamos en trozos, esto lo puede hacer Andrés que lo hace de maravilla. Que para eso hizo la mili… siempre me vienen a la cabeza sus historias, historias de la mili (todo un género) yo no fui a la mili pero estas historias se te pegan y las cuentas como propias, de tanto oírlas ¿no os pasa?
Ahora que Andrés pela las patatas yo me encargo de que los vasos estén llenos, si es de cerveza este será el momento de sacar otra.
– Andrés ¿saco otra?—pregunto yo.
--bueno. —dice él.
 A continuación picamos  la verdura y la ponemos en una cazuela con un buen chorro de aceite a rehogar. Sazonamos.
— ¿ya están las patata? –Pregunto.
--Ahora van, que con la boca seca no puedo pelar más rápido—me dice.
Miro su vaso... vacío, tenía que haber estado más atento…en la cocina siempre hay que estar atento…
A continuación Andrés bebe un buen trago y termina. Agregamos  las patatas, Rehogamos  bien y  añadimos el caldo de pescado. En unos 20 minutos aproximadamente ya están las patatas. La madre de mi amigo (la de San Juan) le echaría bien de guindilla, yo le pongo un par de ellas y  voy probando el caldo, en cuanto tiene un puntito las quito.
Por ahora hemos terminado.
Ahora a descansar...
 A la hora de  comer: calentamos las patatas, cuando estén bien calientes echamos el bonito y apagamos el fuego, en unos minutos el bonito ya se ha hecho.
…y los Mandos, si, sigo con lo de la mili. ¿Los mandos eran conscientes de lo que comían? ¿No se daban cuenta de que los que les preparaban la comida les odiaban un rato? Yo no comería tranquilo…

Suena el timbre, nos levantamos y vamos hacia la puerta.
--por cierto-- dice Andrés.--sabes que la madre de Aitor tiene alzheimer.
--Si, ya lo sabia, ¿te acuerdes del marmitako que hacía? -- le pregunto.
--si claro, caldoso y picante--. Termina diciendo.
Nos quedamos un rato pensando... otra receta que se ha llevado el alzheimer ¿y que más...? ideas, historias, secretos...

Suena el timbre y voy a abrir la puerta.



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